jueves, 29 de noviembre de 2007

Esculpir el humo

















Mehmet Ozgur presenta 23 fotografías de esculturas de humo. Humo real esculpido en el montaje digital. No recomiendo esta obra para los ex fumadores más creativos, porque es tentador agarrar el pitillo y la cámara.

sábado, 24 de noviembre de 2007

El quid






No soy de aquí. La realidad pesa demasiado ahora mismo. Me he hecho mayor. Otros no tienen este problema. Han impregnado su vida de experiencias tal cual son, sin estar preconcebidas en ilusorias películas nutridas de deseos literarios o de delirios de grandeza. Han seguido ese camino pautado, sin hacer preguntas, y les ha ido bien. Yo me he pasado la vida enviando mensajes en botellas con interrogantes dorados. Interrogantes con sed propia, cada vez más espinosos.



Y he aquí que, en medio del desierto o el mar, me veo sin más herramientas que mis sueños. No tengo caminos por los que galopar. No soy de aquí.


Al principio pensaba que era la ciudad. Que sus callejones y su fauna nocturna ya no me deparaban sorpresas. Primero, en verdad, creía que bastaba con viajar a otros lugares. Que sobre el lomo de un coche destartalado podían las imágenes de ahora quedarse atrás y disolverse en la distancia. La adrenalina a tope y el instinto del miedo y la supervivencia son, en verdad, la falacia del asunto. Agotados, entonces, los estímulos del exterior, empecé a creer que la culpa –si existe en estas cosas, ¿de qué?- era mía. Que había renunciado a mi propia coherencia. Pensé si era acertado matar mis vínculos con el pasado, cambiar de residencia y empezar otra vez, como una tabula rasa, a equivocarme. Construir una nueva historia, un nuevo pretexto de mi vida. Inventar otra profesión y otras aficiones, cortarme el pelo, cambiar los horarios del dormir y del comer. Explorar nuevos vicios y ataduras. Pasear por nuevos lugares para, una vez desgastados (como esta ciudad), volver a encontrarme en el mismo punto del laberinto. Y de nuevo partir.


Pero destruir el pasado no es suficiente. Sólo posterga este silencio. ¿Cuál es el rumbo a seguir? Soy incapaz de darme la orden de disciplina para tejer otra vez, con parsimonia y constancia, una idea nacida de un chispazo o de un destello.


No sé qué digo. Escribo completamente drogada de melancolía, a oscuras en un cuarto, con miedo a no haber escogido las palabras adecuadas, perdida también en esto. Expresar tal vez sea dudar con intensidad.

martes, 20 de noviembre de 2007

Galvanoplastia



Esa vieja película fotográfica.
Esos recuerdos llenos de humo aguado.
Quiero extraer la plata
de aquella sonrisa a media noche.
La plata de tus ojos encendidos.
La plata de los escotes joviales
que abrían paraguas en las mandíbulas.
La plata del amor eufónico
que necesito en mi ávido bolsillo
para comprarme otro cuerpo y otra vida.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Usa protector solar

Vi este vídeo colgado hace tiempo en el blog de un cuentacuentos, amigo de un amigo. Y me encantó.

(Por cierto, la propaganda final del vídeo tiene su guasa: en verdad yo también tengo el corazón enfermo)

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Poema para fingir que no se está solo




Perseguir en solitario
a un mendigo al que invitar
es síntoma de mala salud.

Abre bien los ojos, vieja silla,
te sorprenderá la niebla egoísta
que mata las imágenes
y deja huérfana a la realidad,
esos fantasmones con alhajas
que miran nuestro escote
mientras bebemos con sorna
otro trago más y más y más.

Les miro. No les conozco.
(Sólo al barman, que te guiña un ojo
e interrumpe constantemente
mi conversación contigo, silla).
Podemos estar lejos para siempre,
deprimirnos,
desorbitar la luna
(esa experta en confundir...)
y bla bla blá*

Todas las lágrimas
pueden camuflarse.
La banalidad, en cambio,
es descarada.

Un sorbo de cerveza y
- míralos-
todos sonríen,
todos se cuentan la vida
- ja ja já*

El invierno, ese fiel camarada
me invita a buscar
- obsesión insaciable-
el cálido tufo de los bares
y la sonrisa pasiva
de ti, silla de enfrente.

Hay tanto que decir
y tanto que callar.

Pero
la silla permanece vacía e intacta
frente a mí,
con esa elocuencia de los ángeles,
y el cigarro encendido
tiene cosas más agradables
y amargas que explicarme [...]







lunes, 12 de noviembre de 2007

Paranoia


Jerga & besos


Debe llover, lo exijo. Hasta ahora se acumula
la roña en el estratocúmulo del corazón.
Debe llover, lo exijo. Tragaldabas. No nos dejan
vivir, mierda. Camello del cigarrillo húmedo, vete.
Entonces, yo lloveré. Se inundará el mundo. Durará noches
y noches. Noches. Despertad al cazasueños, decidlo.
Me duele la mandíbula de sonreír llorando. Hacedlo.
El tiempo nos boxea y no nos jodas más, mundo.

Llueve y lava la costra punky. Y no nos jodas más,
mundo. Las historias de los viejos inundan
la antigua plaza de los fracasados. Borrachos
y putones verbeneros deambulan y hacen cenefas
en la calle. Entablan una ficción viscosa
que apuntan los bohemios en sus hipócritas cuadernos .
Yo también escribo en Hoy con instinto fariseo.
Hoy es el interminable Lunes, el Lunes eterno.

Debe llover, lo exijo. Punkys hachisnómanos
rebuscando en la basura los escollos del capitalismo,
con el rostro magullado, románticos quimeristas.
Punkys utópicos de penes enhiestos implorando
sucesivas primaveras. Punkys de padres muertos
mascullando a la noche con cantos tribales y navajas.
El miedo tiene los muslos forrados de medias negras.
Los senos de la luna ulceran la noche.

Los envejecidos maderos eyaculan con la porra
en alto y atizan a los caballos negros de crines multicolores.
Debe llover, sí. Si vas a jodernos, hostia, avísanos primero.
Las historias de los viejos ya no suenan resbalándome.
Hoy es el inevitable lunes, el lunes eterno.
Vuelan las pestañas sobre el granito, absortas
ante lo petrificado. Resaca. Este desgarro pedregoso,
arrebatándonos el hígado. Vuelve lluvia, llueve.

No nos dejan vivir, mierda. No tenemos tiempo
para amar a las sombras que nos desbordaron
cuando la vida aún no rozaba la veintena. Me encierro
en mi calabozo de signos. Me ultraja el aguardiente
de la nada. Una vida folletinesca conspira en mi hombro
para que te escriba, poema cabrón y egoísta:
no me dejas respirar para nacer, me obligas a aguarme
las entrañas. Hoy debe llover: lo exijo: llueve.