viernes, 24 de febrero de 2017

Diario de una rubia

«Hemos olvidado ingenuamente que bajo el mundo de la razón descansa otro mundo. Ignoro lo que la humanidad deberá soportar todavía antes de que se atreva a admitirlo».

«Uno no se ilumina imaginando figuras de luz sino haciendo consciente la oscuridad, un procedimiento, no obstante, trabajoso y, por tanto, impopular».

«Los dioses son metáforas de conductas arquetípicas y los mitos son actualizaciones de los arquetipos»

«El Yo descansa oculto en la sombra, ella es quien custodia la puerta, el guardián del umbral. Así pues sólo podremos llegar  a recuperar completamente nuestro Yo y alcanzar la totalidad reconciliándonos con la sombra y emprendiendo el camino que se halla detrás de ella, detrás de su sombría apariencia».


***

Empecé con el exorcismo de 72 demonios frente a una hoguera: se fusionaron como agua en el agua y se fueron por el desagüe del centro de la Vía Láctea. Al día siguiente, entré en una peluquería china.  Allí estuve siete horas. De ese modo, me rubifiqué. Vino un viejo amigo hermético a verme. Nos percatamos de que las batas de los estetas eran egipcias. Así, llegué rubia a casa. Me iluminé un poco.

Al día siguiente, tenía llanto. Lloré y me tapé la cabeza con una manta, con un pañuelo, como una enferma desequilibrada. Encontré las gafas de sol de mi madre. Me llamó un amor, que parecía amarme como dentro de un cuento. Me llamaron para trabajar como profesora sustituta en un instituto.


Esa historia se deshizo cuando volvieron a aparecerme raíces negras.


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